Pero también escribió proyectos más ambiciosos, como las óperas 'A guest of honor', editada en 1903, pero que hoy en día se ha perdido, y 'Treemonisha', que se estrenó en un teatro de Harlem en 1911. Sin embargo, Scott Joplin no fue el creador del ragtime, cuya paternidad se concede a Tom Turpin. Era un hombre bonachón, con 110 kilos de peso. Regentaba el 'Booker T. Washington Theater', donde él mismo realizaba sus actuaciones. Su estilo era rápido y complicado, lo que le trajo problemas con los editores de música, reacios a esa nueva música. Turpin escribió el primer rag de la historia, 'Harlem rag', que se publicó en 1896. Además de un gran músico fue un magnífico cazatalentos, ya que por su teatro pasaron gran parte de los mejores músicos de color de la época: Bessie Smith, Ida Cox, Ethel Waters y Ma Rainey y pianistas de la categoría de W. C. Handy, Sam Petterson, Louis Chauvin y Scott Joplin. Durante la segunda década del siglo veinte, el rag entra en un período de decadencia con el cierre de varios locales en St. Louis, Nueva Orleans y Chicago. Otra causa fue la evolución que experimentaron las síncopas del ragtime así como sus esquemas formales, que perdieron parte de su rigidez para ganar en improvisación, con lo que se empezaba a emparentar con ese jazz que ya triunfaba de forma clara.
Las Primeras Grabaciones de Jazz
La invención del fonógrafo se remonta a 1888, evento que revolucionó los Estados Unidos. A finales del siglo diecinueve ya habían aparecido los primeros estudios de grabación. Los primeros artistas en grabar fueron los grandes monstruos de la ópera, como Caruso, y pese a la existencia de grandes intérpretes de jazz en Nueva Orleans, los empresarios no se arriesgaron a comercializar grabaciones de este tipo de música por considerarla vulgar. Hay que esperar hasta 1917 para encontrar la primera grabación de música de jazz, a cargo de la compañía Víctor. El grupo era la Original Dixieland Jazz Band. Todos sus componentes eran blancos y provenían de la cuna del jazz, Nueva Orleans. Lo formaban Nick La Rocca, Larry Shields, Eddie Edwards, Henry Rags y Tony Sbarbaro. Nick La Rocca, el líder de la banda, entró en contacto con el jazz fascinado por la música que los negros interpretaban en su ciudad natal. Un empresario de Chicago se encontraba en Nueva Orleans para reclutar músicos de dixie para su club y fueron los elegidos, fundamentalmente porque eran blancos. Días más tarde, Nick y los componentes de la Original Dixieland Band viajan a Chicago, para actuar en el Casino Gardens. Allí les esperará una fría acogida, motivada por los celos de los músicos locales que no aceptan la llegada de esa nueva música. Durante los primeros días de sus actuaciones, músicos locales colocan una pancarta en la puerta del club contra la nueva música que denominan, en tono despectivo, jazz music, cuando la palabra 'jazz' todavía tiene el único significado de 'estridente' y 'extravagante'.
Ahora bien, el empresario, en vista del éxito de la banda, decidió utilizar el término 'jazz' como parte del nombre promocional del grupo. Un año más tarde esta palabra definiría oficialmente la nueva música. Tras cinco meses de éxitos en Chicago les llega la oferta de trasladarse a Nueva York para actuar en el 'Reisenweber's Restaurant'. El éxito es arrollador y la compañía Víctor decide llevar al disco esta música de baile. En total grabaron ocho canciones repartidas en cuatro discos de 78 r.p.m., durante sus tres primeros años de contrato. Estos discos sirvieron para abrir una nueva puerta al jazz y fueron ejemplo para muchos músicos jóvenes que desarrollarían este estilo. El éxito sirvió para que otras compañías buscaran nuevos artistas de jazz. A partir de 1923 nacieron grandes estrellas avaladas por las compañías Columbia, Okeh, Gennet, Paramount y Brunswick. La compañía Okeh fue la primera en crear estudios de grabación portátiles, lo que permitió que grandes artistas rurales tuvieran ocasión de grabar. El sello Paramount se especializó en los artistas de blues, con nombres como Ma Rainey y Charlie Patton. Víctor y Columbia coparon los mejores artistas de jazz de la época porque eran más solventes que las demás y ganaban mucho dinero con otros tipos de música. Con la llegada de la depresión del 29, muchas de las compañías pobres se arruinaron y fueron absorbidas por las grandes.